sábado, 5 de junio de 2010

El Efecto Jordan

Hace algunos días el héroe de estos Celtics finalistas, Rajon Rondo, confesaba que ''no había visto jugar jamás a Michael Jordan''. No sólo a él sino a ningún otro jugador. Por lo visto Rondo no vio un partido de baloncesto hasta que, con el instituto, lo llevaron a ver un partido de los Heat. Rajon Rondo, ese que parecía imitar a Olajuwon con sus fintas, a Isiah Thomas con su manejo y dirección, a Payton con su defensa, resulta que no sabía ni quién diablos eran estos tíos.

Excusaré a Rondo diciendo que no tuvo una infancia precisamente fácil y ver partidos de baloncesto en una tele de pago no era una de sus prioridades. Pero he aquí mi pregunta: ¿Realmente devalúa este hecho a Rondo como jugador? ¿Sería Rondo un jugador distinto de haber visto a Jordan jugar?


El impacto de Jordan en el baloncesto fue enorme. Era una época aquella, la de los 90, en la que se preveía que decayera la NBA. Los grandes equipos históricos, Celtics y Lakers, caían sin remedio y no había sucesores claros. Llegó Jordan y llevó a un equipo sin historia a la más absoluta de las glorias, primero en solitario, después bien acompañado.


Pero el choque que provocó fue tal que a mi juicio, incluso hizo daño al baloncesto, aunque en ínfima proporción a lo que le dio. Porque los extremos jamás son buenos, el extremo individualismo no iba a ser una excepción. Y Michael Jordan, estadísticas aparte, cargó con el peso de aquellos Bulls de tal forma que jugaban por y para él. Llevó el Star System a un extremo que no se había visto hasta entonces.


Y el Star System puede dañar al jugador en formación. Porque un jugador joven que observa que una superestrella es capaz de anotar 30 o 40 puntos quiere imitarla. Lo que ese joven no sabe (o no quiere) ver esque para anotar 30 o 40 puntos, generalmente, hace falta un equipo detrás que genere situaciones ofensivas en las que sentirse cómodo. Y esto, ante talentos de proporciones estratosféricas como se ven en la NBA es posible. Pero no con un jugador en formación.


Elegí ejemplificar con Jordan porque las declaraciones de Rondo me lo pusieron en bandeja pero es perfectamente extensible a todos los jugadores cuyos equipos sitúan en la piedra angular de su Star System.


Así, el joven jugador interior se sentirá frustrado cuando no se la pasen al poste alto y le aclaren el juego, el joven base no entenderá la regañina de su entrenador después de jugarse un triple tras un bloqueo y continuación y el anotador compulsivo no verá qué tiene de malo ser permisivo en defensa para descansar de su frenético ataque. Porque Nowitzki, Nash o Iverson lo hacen.



Cuando era más joven criticaba a mis compañeros de equipo porque no veían baloncesto. Porque yo también era como los jugadores que acabo de citar. Sólo hasta que no comprendí que en el baloncesto también es adictivo cerrar rebotes, defender duro y poner bloqueos no alcancé a entenderles.


Rajon Rondo no sólo ve baloncesto ya, sino que lo vive al 100%. Antes de llegar a la NBA era un jugador puro, una diamante en bruto, era él y solo él y su total personalidad como jugador. Pero luego supongo que otra gente que sí vio a Jordan jugar le modificaron. Parece que para bien.

Pero por desgracia no todos somos Rajon Rondo.

1 comentario:

  1. Yo pienso que precisamente que Rondo no viera a Jordan puede hacerle especial, si tienes un ídolo siempre intentarás emular lo que hacía, pero si te has forjado a ti mismo, tendrás tu propio estilo jugando, y lo que hace a un jugador especial es precisamente eso, tener un estilo propio.

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