domingo, 18 de abril de 2010

De rectificaciones y nombres

El rol de jugador mundial de baloncesto lo han ostentado muchos jugadores a lo largo de la reciente historia. Aquél que todos, hasta al que no le gusta este deporte, conocen. Su fama va más allá de su valía deportiva y se convierte en un icono popular, una celebridad a nivel global. Quizá nadie como Michael Jordan para ejemplificar lo que digo.


Si algo caracteriza a esta selecta clase de jugadores es la cantidad de críticos que despiertan. Y lo mucho que se mitifican al retirarse.


Y es curioso porque yo me situaba más a favor que en contra de esos críticos implacables y hasta fanáticos que se enervaban con cada nuevo comentario que oían ensalzando la figura de LeBron James




Permítanme excusarme. Observé que el ciclón James venía y nadie podía pararlo. Éste, me dije, no es Dajuan Wagner. Y viéndole jugar en el instituto me di cuenta de lo que sufriría el baloncesto que yo amaba con él como principal referente. Posiblemente no volvería a ver especímenes que tanto adoraba ver como Tim Duncan o Paul Pierce. Así pues fui muy escéptico con el James rookie. Y de hecho, lo que escéptico, lo he sido hasta hace poco.


El juego de James ha evolucionado, muchísimo. En su etapa de instituto no era infrecuente verle recibiendo de espaldas en estático, pero no es una etapa válida esta para referirse a este jugador, pues la superioridad de St Vicen's-St Mary's era tan grande que muchas veces jugaban a medio gas. No tuve opinión sobre él hasta que aterrizó en la liga, por varias cuestiones. Una, como ya digo, no me pareció elocuente evaluarlo según su rendimiento en el HS. Dos, preferí esperar a ver cómo se desarrollaba en una competición tan distinta, en un equipo presumiblemente perdedor en caso de ser (como fue) nº1 del Draft y con físicos a su altura. Tres, si algo destaca al aficionado mediocre y dominguero del resto es el temprano y rotundo juicio sobre determinados jugadores, ya sea para ensalzarlos, ya sea para defenestrarlos. Y me niego a verme incluido en tal grupo de seguidores.


Por un lado me sorprendió su temprano rol de base. Una cosa era subir balones y otra era manejar el juego totalmente, si bien hay que decir que aquellos Cavs no tenían ni un solo jugador de estas características. Poseían un quinteto sólido y físico pero carente de talento, de capacidades. Con Miles y Davis, LeBron contaba a su lado con dos grandes finalizadores que por evidentes cuestiones de falta de experiencia no supo usar. Por dentro, Boozer equilibraba al equipo. Hoy puedo adivinar por qué James no exprimió más aquel equipo, pero por aquel entonces su actitud me decepcionó bastante.


Tras algunas temporadas en las que los Cavs adquirieron cierto potencial exterior LeBron quedó relegado a la posición de alero, que hoy ostenta, y que por condiciones más merece (si bien es cierto que estadísticamente es muy difícil de clasificar). En los sucesivos años me decepcionaron de él varias cosas. La primera fue su incapacidad para mejorar aspectos como el tiro exterior y el tiro libre. La segunda fue su poca aportación en los momentos de la verdad en PO. Sólo le recuerdo una buena serie contra Detroit. En las finales del 2007, Bowen lo anuló. Contra Boston, le recuerdo horribles partidos en 2008, y una incapacidad grande en el 7º partido para frenar a Pierce. En 2009 fue desquiciado por una defensa no estratosféricamente buena como la de Orlando.


Pero a dia de hoy LeBron es el mejor. No tengo duda. En primer lugar porque el único que le puede disputar ese puesto es Kobe, y el de Akron lee mejor el juego además de tener mejor físico. Mejoró los aspectos que le criticaba, alcanzó buenos porcentajes en tiros y ascendió estratosféricamente su número de asistencias en cuanto dispuso de un equipo competitivo.


LeBron es, como digo, un jugador enorme. Compararlo a la altura de Bird, Magic o Jordan me parece equivocado. Ni tiene el talento de los dos primeros ni el físico o la psique del tercero. Sólo su evolución me dará o quitará la razón.


Lo mejor esque yo estaré para verlo.

domingo, 11 de abril de 2010

Métodos de entrenamiento: El Tiro

En la serie Métodos de entrenamiento intentaré ir apuntando ciertos consejos que me han ayudado a lo largo de mi vida como jugador de baloncesto a la hora de optimizar ciertos recursos. El contenido de estos ''pasos a seguir'' es totalmente subjetivo y no garantizo el éxito, simplemente apunto que a mí me fueron útiles. He decidido empezar con el tiro en suspensión.



De todos los conceptos del juego quizá sea el tiro en suspensión el que más secretos entrañe. No hay dos jugadores en el mundo que tiren igual. Y es sin lugar a dudas el más subjetivo de los apartados del baloncesto. Hasta el entrenador de tiro más docto podría pasar meses intentando enseñar una mecánica a un jugador y que no diera resultados, y sin embargo dejarlo usar la que él creyera conveniente y obtener magníficos porcentajes. Esto se debe al factor psicológico del tiro.


El factor psicológico en el baloncesto tiene una determinación elevadísima. Pero donde alcanza su máximo exponente es en el tiro. Ningún jugador puede anotar una suspensión si la visualización de la misma no es positiva. Pero sin embargo crear una visualización positiva del tiro no consiste en creer que el tiro va a entrar, como el navegante que espera llegar a puerto sin ajustar sus velas. Consiste, desde mi punto de vista, en confiar en tu mecánica y en tu manera de realizarla. En los pasos que sabes que has seguido toda tu vida y que ahora no te van a fallar.


Probablemente el dejar la mente en blanco y permitir a tu intuición actuar es una buena manera, pero entramos en la paradoja de que si piensas en ello, ya no estará actuando tu intuición, por lo que ésta sólo aparecerá en momentos inesperados.


Posiblemente una duda frecuente sea cómo educar la muñeca. Suele ser más productivo empezar desde muy joven, pero sin embargo vemos constantemente ejemplos de jugadores que consiguen ser efectivos tarde en sus carreras, como Jose Manuel Calderón. Un problema que modifica negativamente la mecánica del jugador suele ser la fuerza, el hecho de ''no llegar'' desde todas las distancias. El proceso de aumento de la fuerza de brazo es lento y necesita de muchas horas.


En el tiro en suspensión (al menos en un nivel correcto) no intervienen los músculos del brazo trabajables, esto es, no es posible aumentar la fuerza de lanzamiento haciendo pesas. La única forma que hay de entrenarlo es acomodar una mecánica fiable y entrenarla primero desde muy cerca del aro, desde donde se llegue, e ir alejándose conforme se vaya adquiriendo fuerza. Este proceso lleva mucho tiempo, y muchas horas tirando.


Es también importante la colocación de los pies. Recomiento situarlos a la altura de los hombros y mirando ambos, de forma paralela, al aro. Lo hago porque, según la nomenclatura universal del tiro de Gonzalo Vázquez (posteriormente la adjuntaré), prefiero el tiro frontal, y la colocación de los pies de esta forma es indispensable para realizarlo con mayores garantías.


La potencia de salto que debe imprimirse variará en función de las capacidades atléticas del jugador. A mayor salto vertical y menor fuerza de salto, recomiendo un impulso mayor y viceversa.

Adjunto el post del foro de ACB.com donde G Vazquez nos da una acertada nomenclatura sobre el tiro.


http://foros.acb.com/viewtopic.php?t=188488


Magistral, como siempre.

martes, 6 de abril de 2010

La diferencia estadística a ambos lados del Atlántico (III)

Desde Europa, se ve la diferencia entre las dos orillas del océano tomando el americano como una orgía visual y deportiva sin comparación en éste lado. Ese desenfreno baloncestístico tiene como contrapunto el orden y el método que cada entrenador europeo pretende instalar en su equipo. Las consecuencias estadísticas son más que evidentes.


Por un lado en Europa no existen esos parámetros matemáticos que he citado anteriormente, existentes en la NBA. Tan sólo sabemos de un apartado estadístico (que no se bien por qué no adoptan en EE.UU), como es la valoración, que nos ayuda a orientarnos sobre la aportación numérica de cada jugador en cada partido. No es más que un puñado de cuentas:


(Puntos+rebotes+asistencias+balones recuperados+tapones+faltas recibidas+tiros de 1 anotados+tiros de 2 anotados+tiros de 3 anotados)-tiros de 1 lanzados-tiros de 2 lanzados-tiros de 3 lanzados-balones perdidos-tapones en contra-faltas=valoración

Parece una operación compleja pero a base de ver partidos uno la hace automáticamente. Puede parecer arbitraria e injusta, pero suele ser bastante reveladora acerca de quién ha aportado más. Favorece bastante a los jugadores interiores, puesto que son más propensos a rebotear y a anotar con altos porcentajes debido a la cercanía con la que lanzan, así como a recibir muchas más faltas e incluso taponar con más frecuencia.

El tema de las asistencias, que en pocas entradas he repasado hasta la saciedad, complica mucho a algunos bases pasadores a la hora de hacer buenos números en ese apartado. No sólo por los resabidos contraataques y transiciones, ni por lo que escribí en mi anterior entrega sobre el mismo tema. También hay que indicar que, ante una defensa zonal cualquiera puede ser el asistente, puesto que se trata de mover el balón rápido por el perímetro (la mayoría de las veces) para buscar tiros abiertos. No necesariamente debe ser el base el que pase el balón por última vez.


El pick 'n roll, que tantas asistencias da a los bases americanos, es más difícil de jugar aquí. Al haber menos espacio dentro de la línea de tres puntos, es muy sencillo que llege una ayuda a la continuación antes que el pase siquiera se produzca. Por eso esta jugada en Europa evolucionó (y posteriormente se exportó a la NBA) hasta que dentro del pick 'n roll se involucró a un tercer jugador, un alero tirador normalmente, que aprovechara que su par se veía obligado a ayudar en defensa para tirar abierto tras el pase del base o bien para conectar, si el defensor prefería no ayudar, con mucho más angulo con el pívot que continuaba. Aún así quedan en Europa auténticos maestros del bloqueo y continuación, como Ricky Rubio, Papaloukas y sobre todo, Pablo Prigioni.


Por suerte o por desgracia, el aficionado europeo tiene en cuenta muchos más aspectos que el estadístico a la hora de juzgar a un jugador. Pero ése es ya otro tema.

jueves, 1 de abril de 2010

La diferencia estadística a ambos lados del Atlántico (II) NBA

En la NBA la figura de la estadística como factor súper determinante alcanza su máximo exponente. Hasta el punto en el que la mayoría de los premios se otorgan en función de éstas. Por ejemplo, el galardón a mejor entrenador del año, no se lo lleva realmente aquel que mejor sistema tiene o el que mejor hace jugar a sus jugadores, sino el que consigue mayor cantidad de victorias o una mejora significativa del número de éstas con respecto a anteriores campañas. Por ese estilo, el resto.


Por otra parte es entendible que ver la estadísticas es la única manera de seguir una liga en la que cada equipo disputa 82 partidos de Regular Season más PlayOffs. Sería imposible conocer a la gran mayoría de jugadores si no fuera por las estadísticas. No nos aportan un conocimiento total del jugador pero sí muy aproximado. Por ejemplo: si un jugador mide 1'98 y pesa 90 kilos sabemos que será rápido y probablemente evitará el juego de poste. Si lanza muchos tiros de 3 con buenos porcentajes sabremos que es buen tirador y probablemente existan en su equipo muchos sistemas para que tire saliendo de bloqueos (usando su velocidad). Ya hemos pseudoadivinado un hipotético perfil ofensivo de un rival. Puede ser más o menos acertado, pero es mucho más preciso que si careciéramos de las estadísticas.


Los expertos norteamericanos suelen basarse en estadísticas raras que a los europeos nos suenan a chino. Las más importantes son:


Eficiencia: parecido a la valoración europea, en la que entran otros factores como los minutos de juego. Reúne las estadísticas principales y las opera dejando un único número. Suele ser la más fiable para determinar el grado de importancia de un jugador dentro de la liga.

Valor de base: una especie de media ponderada derivada del ratio asistencias/pérdidas en la que se le da mayor importancia a éstas últimas.

% de lanzamiento: media de los tiros de 1, 2 y 3.

% de tiro efectivo: media ponderada de lanzamiento en la que a cada tipo de tiro se le adjudica un determinado valor.


Índice de asistencias por cada 100 posesiones

Índice de pérdidas por cada 100 posesiones

Índice de posesiones de un jugador por 48 minutos

Aparte de las estadísticas por 48 minutos, a destacar la de rebotes y asistencias que suelen medir la determinación de los sextos hombres.



Sorprende ver cómo en EEUU todas las estadísticas se inflan con respecto a Europa. Los anotadores anotan más, los reboteadores rebotean más y los asistentes asisten más. Un razonamiento válido podría ser que, al durar 8 minutos más da más tiempo a hacer números. Pero sin embargo hacemos cuentas y no nos bastan esos 8 minutos de más para explicar el desnivel, al menos en las ligas con un mínimo de competitividad. Hay muchos factores que influyen y cada uno es diferente para cada apartado estadístico.


A la hora de anotar es mucho más fácil si se prescinde de defensas zonales. De hecho, un tirador sólo tendrá una buena jugada saliendo de bloqueos si la defensa es individual. De lo contrario las ayudas de la zona pueden complicarle tanto la recepción como el lanzamiento. Y si el anotador no es tirador, evidentemente ante la zona no se pueden jugar aclarados, ni 1vs1 en el poste. Esto permite que el anotador disponga de muchas más posesiones y tiros en la NBA que en Europa. Además el considerable aumento de contraataques y transiciones favorecen un mayor número de puntos en el casillero del scorer.


En cuanto a los rebotes, deriva de lo anteriormente explicado sobre la anotación. Al existir un mayor número de tiros, es cuestión de probabilidad que también haya un mayor número de fallos y con ellos, los rebotes. Además, la mayor potencia física de que hacen gala los jugadores americanos les permiten cerrar con mayor vigor el rebote y capturar más de esta manera.


Quizá el apartado de las asistencias sea el más famoso. Ya traté en el tema de los bases que es más fácil asistir liderando transiciones y contraataques. También la defensa individual es más propensa a jugar bloqueos y continuación donde un jugador interior potente (de los que no faltan en la liga) le resulta cómodo finalizar, sumando así asistencias para el base. Pero no queda ahí la cosa. El modo de adjudicar una asistencia en la NBA es, cuando menos, sorprendente. Yo mismo he llegado a ver un pase al interior, donde el pívot se ha jugado un 1vs1 al poste finalizando en canasta, ha llegado a contabilizar como asistencia. Esto evidentemente en Europa no se ve, donde incluso si el receptor del pase va en contraataque y debe botar el balón un par de veces no se cuenta como pase de canasta.


Quizá sea en el apartado de robos y tapones donde sí podríamos justificar el aumento medio a aquél lado del océano debido a la mayor cantidad de minutos que se juega, apuntando quizás que la defensa individual ayuda levemente la presión de las líneas de pase, instrumento fundamental a la hora de robar balones.



De todas formas hay una cita magnífica del gran Gonzalo Vázquez que, con su permiso, recitaré de memoria:

''En la NBA, las estadísticas no son el título, sino los créditos. Y mal espectador será aquel que crea haberla visto únicamente leyéndolos


Magistral, como siempre.